He dicho, Práxedes Mateo-Sagasta


Discurso de toma de posesión como presidente del Congreso de Práxedes Mateo-Sagasta en la sesión del 6 de octubre de 1971. Recogido en el Diario de Sesiones.

Deseo, en vez de una política pequeña que fraccionando las grandes agrupaciones no permita más que mezquinas parcialidades que se gastan y se consumen en luchas estériles, una política grande que produzca la creación de grandes partidos, porque sólo los grandes partidos son capaces de satisfacer las aspiraciones del país.

Por eso deseo que en vez de una política de exclusivismo y de intransigencia, que no engendra más que desconfianzas, ni produce más que enconos, ni puede terminar más que por catástrofes, se siga una política grande, generosa, dentro de la cual quepan todos los que de buena fe, vengan de donde vinieren, acudan a defender nuestros principios; para ello quiero una política que, inflexible en cuanto a las ideas, y tolerante en cuanto a las personas, enseñe a los amigos que sólo estimándose y respetándose es como pueden llegar a ser invencibles, y advierta al mismo tiempo a los adversarios que siempre hay un puesto en nuestras filas para todo el que quiera venir a hacer pruebas de adhesión a nuestra causa; una política que al mismo tiempo que fomente y proteja la iniciativa individual, fortalezca y vigorice la acción de la sociedad; una política que, abriendo puerta anchurosa a la libertad, no dé motivo de queja a los partidos más radicales dentro del orden, mientras que cerrándola herméticamente a todo género de desórdenes, no dé tampoco ocasión de disgusto a los partidos más conservadores dentro de la libertad; una política, en fin, que armonizando el ejercicio de los derechos individuales con el respeto a la autoridad, hasta el punto de que lleguen a ser una misma cosa la libertad y el orden, ni inspire recelos a los partidos liberales, ni infunda temor a los partidos conservadores, para atraernos así las simpatías y la confianza de todas las clases sociales en el interior, y el respeto y la consideración de todos los partidos políticos en el exterior.

Hagamos todos (…) esta política grande, generosa y salvadora, cada cual dentro de sus ideas; contribuyamos todos, colocándose cada uno en el lugar a que por sus estudios, sus aspiraciones o su experiencia sea llamado, sin odio, sin encono hacia los demás, a la formación de los dos grandes partidos que, progresivo el uno y conservador el otro, han de constituir los dos elementos indispensables a la marcha regular de las instituciones representativas, para que en su buena armonía, y obrando cada cual independientemente en las cuestiones accesorias de la política y en los detalles de la administración, puedan fundirse en uno sólo en el momento en que las instituciones fundamentales del país o los altos intereses de la Patria lo reclamen, para volver a separarse y ocupar cada cual su puesto tan pronto como el peligro común haya desaparecido.

Contribuyamos todos (…) a hacer regular y ordenada la marcha de la política española, para que sin camarillas arriba, ni presión abajo, se facilite la gobernación del Estado, y de esta manera podamos todos marchar, los que quieren menos, como los que queremos más, impulsados por el mismo noble deseo, al mismo patriótico fin, a la salvación de la libertad y al afianzamiento del orden, bases esenciales de la prosperidad y del bienestar de la Patria.

He dicho.

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