Extracto de una carta a miss Partridge de 1788.
Fundo mi esperanza en que, sin ser él tan ortodoxo como usted y yo, era hombre de bien y tenía virtudes. Si tuvo alguna hipocresía, era en sentido inverso de la de tantos otros; era la hipocresía de un hombre que no es tan malo como parece. Y en cuanto a la felicidad de la otra vida, no puedo menos de creer que toda esa multitud de fervorosos ortodoxos de distintas sectas que en el día del juicio acudirán de todas partes para ver los unos condenar a los otros, se hallarán chasqueados y obligados a contentarse con su propia salvación.
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