Extracto del artículo Contra la furia y contra la violencia, publicado en el diario El País el 29 de abril de 1999.
Soy equidistante ante ambos nacionalismos y condeno las violencias presentes y las pasadas. Equidistante y, por tanto, adversario cuando no enemigo de ambos. La muerte y la violencia nunca se justifican. La contestación en forma de llamarada o de agresividad, para continuar con Berlin, jamás puede ser aceptada. Precisamente la labor civilizadora que compete a los demócratas o a los nacionalistas demócratas es respetar los derechos individuales de los miembros de cada pueblo en los que se diferencian para que estas reacciones condenables desaparezcan.[...]
Podemos parecer tibios pero pretendemos ser fuertes e intentamos construir un territorio democrático central tan plurilingüístico como plurinacional. Si debo escoger entre uno y otro nacionalismo radicalizado, no escogeré ninguno, como en el pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario