Hay Más de un Manantial, Alcala Galiano


Extractos del Prólogo de El moro Expósito, en el que Alcalá Galiano explica el origen del Romanticismo.

La mitología de aquellos pueblos nunca fue la griega y latina, sus hábitos nunca los de las naciones clásicas. El cielo que las cubría, el suelo que pisaban, eran y son diferentes en un todo de los de Grecia y del Lacio. Sus sensaciones hubieron de ser por lo mismo diversas, y sus asociaciones de ideas muy distintas de las que hacían impresión en los sentidos, y reinaban en las cabezas de los antiguos griegos y romanos. Hoy es, y todavía los habitantes de los climas septentrionales, fríos y nebulosos, si bien aproximados a los del Mediodía por semejanza o identidad en su religión, leyes y estado social, todavía no pueden vivir, ni expresarse, como viven, sienten y se expresan los moradores de regiones cálidas, donde el sol es ardiente y despejada la atmósfera; porque los productos del suelo, los usos y costumbres, y las sensaciones e ideas, tienen entre sí una correspondencia estrechísima y necesaria. [...]

Los alemanes son los padres del romanticismo, el cual es en su tierra tan castizo como lo era, y todavía lo es, el clasicismo en Italia. No es preciso abonar el gusto literario germánico, ni preferirlo al que reina en otros países, para conocer y confesar la grandísima utilidad que las doctrinas en que estriba han acarreado a la sana crítica en las demás naciones. De contado la literatura alemana ha descubierto y puesto en claro una verdad importantísima, a saber que hay más de un manantial, más de un modelo de perfección o, a lo menos, que para caminar hacia la perfección literaria, hay caminos diferentes y cada cual debe seguir el que mejor se adaptare a su situación y circunstancia. [...]

Lo que a nuestros ojos parecen rarezas de sus escritores, les es natural y está enlazado con sistemas filosóficos, llenos de misterios y oscuridad. [...]

Han abandonado los poetas los argumentos de la fábula e historia de las naciones griega y romana, como poco propios para nuestra sociedad y porque de puro manoseados estaban faltos, no menos que de novedad, de sustancia. Han descartado la mitología de la Antigüedad hasta para unos alegóricos. Encuentran asuntos para sus composiciones en las edades medias, tiempos bastante remotos para ser poéticos y, por otra parte, abundantes en motivos de emociones fuertes, que son el minero de la poesía: de aquí la poesía caballeresca. Buscan argumentos en tierras lejanas y no bien conocidas, donde, imperfecta todavía la civilización, no ahoga los efectos de la naturaleza bajo el peso de las reglas sociales. [...] Los hechos de sus piratas pueden conmovernos más que los harto sabidos de los héroes de sus repúblicas, o las catástrofes de sus edades fabulosas, obra de un Destino, cuya fuerza no confesamos, ni sentimos ni verdaderamente entendemos.

Búscanlo, asimismo, en el examen de nuestras pasiones y conmociones internas; de aquí la poesía metafísica [...] En una palabra, vuelve por estos medios la poesía a ser lo que fue en Grecia en sus primeros tiempos: una expresión de recuerdos de lo pasado y de emociones presentes, expresión vehemente y sincera, y no remedo de lo encontrado en los autores que han precedido, ni tarea hecha en obediencia a lo dictado por críticos dogmatizadores.

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