Ciudadela en el Corazón de los Hombres, Saint-Exupery


Extracto de Ciudadela.

He meditado largo tiempo el sentido de la paz. Viene de los recién nacidos, de las cosechas logradas, de la casa por fin en orden. Viene de la eternidad, donde penetran las cosas cumplidas. Paz de granjas plenas, de ovejas que duermen, de lencerías plegadas, paz de la sola perfección, paz de lo que se transforma en regalo de Dios, una vez bien hecho.

Porque se me ha revelado que el hombre es en todo semejante a la ciudadela. Destruye los muros para asegurarse la libertad; pero ya es sólo una fortaleza desmantelada, y abierta a las estrellas. Entonces comienza la angustia de no ser. Que haga su verdad del olor del sarmiento que se enrama o de la oveja que debe esquilar.

(...) Ciudadela, te construiré en el corazón de los hombres.Pues hay un tiempo para escoger entre las semillas, pero también hay un tiempo para regocijarse, habiendo escogido de una vez por todas, por el crecimiento de las cosechas. Hay un tiempo para la creación pero hay un tiempo para las criaturas. Hay un tiempo para el rayo escarlata que rompe los diques del cielo, pero hay un tiempo para las cisternas donde las aguas que han irrumpido van a reunirse. Hay un tiempo para la conquista, pero llega el tiempo de la estabilidad de los imperios: yo, que soy servidor de Dios, tengo el gusto de la eternidad. Odio lo que cambia. (...) Me aterro cuando Dios renueva. Él, el inmutable,¡que se sosiegue en la eternidad! Pues hay un tiempo para el génesis; ¡pero hay un tiempo, un tiempo dichoso, para la costumbre! 

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