De La Vida, autobiografía de Rubén Darío.
Cayó en mis manos un libro de masonería y me dio por ser masón, y llegaron a serme familiares: Hiram, el templo, los caballeros Kadosh, el mandil, la escuadra, el compás, las baterías y toda la endiablada y simbólica liturgia de esos terribles ingenuos.
Con eso adquirí cierto prestigio entre mis jóvenes amigos. En cuanto a mi imaginación y mi sentído poético, se encantaban en casa con la visión de las turgentes formas de mi prima, que aún usaba traje corto...
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