Esa Ciencia es el Dogma, Bilbao


Extracto del Tercero de los Discursos Masónicos incluido en las Obras Completas de Francisco Bilbao publicadas en 1860. 

¿Qué queremos? En esta pregunta va encarnada la grandeza del hombre y de su destino. El animal y todos los seres inferiores, siguen mudos el camino de la fatalidad sin inquietarse, sin temor y sin esperanza. Pero en el hombre se despierta una tremenda inquietud. ¡Él quiere saber dónde va, lo que es, de dónde viene, lo que será! Él siente una fuerza sublime que se llama libertad, que pide una dirección. Él tiene una inteligencia que se abre sobre la creación para conocer sus leyes y busca la ley del ser humano. Él siente su corazón como la copa encantada de la vida que desborda de amor y de pasiones, y quiere y debe saber lo que ha de amar.

Y en todo tiempo para la necesidad de la inteligencia se presenta el dogma. Para la dirección de la libertad, la ley o la moral. Y para la satisfacción de su amor, la santa humanidad con su cortejo que es la patria, la amistad, la familia, a todas las relaciones sociales, a Dios como fin y principio y coronación de la existencia en el seno de la eternidad que nos envuelve.

Pero el amor sin el conocimiento es la atracción sin centro. La ley o la moral sin el dogma, es una opinión, vaga y flotante, incapaz de apremiar la voluntad. Es pues necesario que sepamos por qué debemos obedecer, lo que debemos amar y preferir. Esa ciencia es el dogma.

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