Acerca del Jefe, Churchill


Extracto de las Memorias de Churchill sobre la Segunda Guerra Mundial.

En la cúspide, todo es mucho más simple. La única obligación del jefe reconocido como tal consiste en estar seguro de lo que conviene hacer, o por lo menos tener ideas concretas sobre ello. La lealtad al Número 1 ha de ser absoluta. Si tropieza, debe sostenérsele. Si se equivoca hay que disimular sus yerros. Si duerme, nadie debe despertarle sin motivo. Si no esta a la altura de su misión, hay que derribarle. Pero esta medida extrema y decisiva no se puede adoptar a la ligera; y desde luego, en modo alguno en los días subsiguientes al de su nombramiento.

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