La Humanidad de los hombres, Franklin


Extracto de una carta enviada en junio de 1782 al doctor Priestley.

Habiéndose propuesto un ángel viajar para cumplir cierta misión en esta tierra que no conocía, le dieron por guía un viejo genio. Viajaban por los aires y atravesaban los mares de la Martinica precisamente en el mismo día en que se empeñó el sangriento y reñido combate entre las escuadras de Rodney y de Grasse. Cuando al través de las nubes de humo vio el fuego de los cañones, los puentes cubiertos de miembros mutilados, de cuerpos muertos o espirantes, los navíos zozobrando desmantelados, ardiendo o volando con grande explosión, y en medio de esta escena inhumana y devastadora, e! resto escaso de las tripulaciones degollándose con el más encarnizado furor:

- ¡Insensato, atolondrado -dijo el ángel á su guía con inquieta desaprobación- no sabes lo que haces: tienes encargo de acompañarme á la tierra, y tú me conduces á los infiernos!

- No, respondió el guía, no me he extraviado, el país que divisas es la tierra, y los seres que se destruyen tan despiadadamente son los hombres. Los diablos nunca se tratan unos a otros de una manera tan bárbara; tienen más juicio, tienen más de eso que los hombres llaman orgullosamente humanidad.

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