Extracto de una carta escrita en Passy en mayo de 1784 al doctor Máther, de Boston.
Cuando me retiraba, continuábamos hablando, él me seguía, y yo iba medio vuelto para escucharle, cuando de repente me gritó: ¡Bájese usted! ¡bájese usted! No comprendí lo que quería decirme hasta que me di un fuerte porrazo en la cabeza contra la viga. Como el padre de usted era hombre que no dejaba pasar ninguna oportunidad de dar lecciones útiles, me dijo en la presente: Usted es joven y va a entrar en el mundo; bájese usted para atravesarle, y se evitará más de un porrazo.
Este consejo, impreso de aquella suerte en mi cabeza, me ha sido muchas veces útil, y me acuerdo de él con frecuencia cuando veo el orgullo humillado, y las desgracias a que están expuestos continuamente los que llevan la cabeza demasiado erguida.
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