Extracto de las Memorias de José Garibaldi publicadas por Alejandro Dumas.
Si para ser poeta es necesario hacer la Iliada, la divina Comedia, las Meditaciones de Lamartine o las Orientales de Víctor Hugo, entonces no soy poeta; pero si ser poeta es pasar muchas noches en el mar meditando dentro de las aguas azuladas y profundas los misterios de las vegetaciones submarinas; si ser poeta es estar en éxtasis en las bahías de Rio Janeiro, de Nápoles o de Constantinopla; si ser, en fin, poeta es soñar en la ternura filial o en las escenas de mi amor juvenil, en medio de las balas y bombas, sin pensar que vuestro sueño puede acabar por un balazo en la cabeza o en un brazo, en tal caso sí, soy poeta.
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