Todo lo que quedaba dentro de la cerca era verdadero, Kipling


Extracto de las Memorias de Kipling, tituladas Algo de mi mismo, dedicadas `Para mis amigos conocidos y desconocidos´.

Cuando mi padre me envió un Robinson Crusoe con ilustraciones [...] establecí mi solitaria sede en un sótano húmedo. Mi utillaje era una cáscara de coco atada con una cuerda roja, un cofre de lata y una caja de embalar que era la frontera con el resto del mundo.

Así protegido, todo lo que quedaba dentro de la cerca era verdadero, aunque se mezclara con el olor de los aparadores mohosos. Si alguna tabla se caía, tenía que reanudar la magia. Después he sabido, por niños que juegan solos, que esta norma del constante volver a empezar en este tipo de juego fantasioso no es infrecuente. Por lo visto la magia reside en el cerco o refugio que uno se construye.

No hay comentarios:

Publicar un comentario