Mi primer recuerdo es el de un amanecer, Kipling


Extracto de las Memorias de Kipling, tituladas Algo de mi mismo, dedicadas `Para mis amigos conocidos y desconocidos´.

Mi primer recuerdo es el de un amanecer, su luz y su color y el dorado y rojo de unas frutas a la altura de mi hombro. Debe de ser la memoria de los paseos matutinos por el mercado de frutas de Bombay, con mi aya y después con mi hermana en su cochecito, y de nuestros regresos con todas las compras apiladas en éste. Nuestra aya era portuguesa, católica romana que le rezaba, conmigo al lado, a una Cruz del camino.

Meeta, el criado hindú, entraba a veces en pequeños templos hindúes en los que a mí, que no tenía aún edad para entender de castas, me cogía de la mano mientras me quedaba mirando a los dioses amigos, entrevistos en la penumbra.

En el calor de las tardes, antes de la siesta, o ella o Meeta nos contaban historias y canciones infantiles indias que nunca he olvidado, y nos mandaban al comedor una vez que nos habían vestido con la advertencia de: Ahora, a papá y a mamá, en inglés. Así que uno hablaba inglés traducido con titubeos del idioma vernáculo en que uno pensaba y soñaba.

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