Sobre la Escolástica, Nagy


Extracto del Libro autobiográfico Jesuitas y Masones, publicado en Buenos Aires en 1963 y dedicado Ad Majorem Dei Gloriam, A la Gloria del Gran Arquitecto Del Universo, que relata las experiencias en ambas Ordenes del Dr Töhötöm Nagy.

Fue Santo Tomás quien bautizó al ya casi olvidado Aristóteles, después de mil quinientos años de su muerte. Fue él quien amarró el bote científico de la iglesia, a la barca de Aristóteles que desde entonces navegan juntos. […]  La filosofía oficial de la iglesia, la escolástica está en letargía ya hace siglos y si bien en los últimos tiempos dio algunas figuras robustas, éstas no aportaron ninguna novedad revolucionaria.

En la filosofía moderna no se palpa en absoluto que en su vecindad vive una escolástica; y esta aunque haya perdido su hegemonía de antaño, al menos podría ejercer algunas influencias. Los jesuitas, no porque querían desprenderse del pasado, sino porque preveían el futuro, con una elasticidad sin par, pululaban alrededor de todo intento nuevo; acompañaban a los transformismos hasta los límites de exponerse a que sus libros sean puestos en índice. […]

Ahora está pagando la iglesia con creces el haber ligado tiempo ha, su conjunto de verdades a las
ciencias aparentemente eternas e inamovibles, y el haberse metido en un laberinto caótico de especulaciones filosóficas humanas, y de dudosas interpretaciones, porque pretendía ser sabio en sentido profano en vez de identificarse con la simplicidad, santidad y pureza cristalina evangélica y con lo eterno en el hombre que no es de este mundo. Juan XXIII encabezaba una iglesia así y durante cuatro cortos años ha conquistado más fieles y más honor para su iglesia, que todos los filósofos y teólogos en cuatro siglos.

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