Si Debo Escoger Nacionalismo no Escogeré Ninguno, Ernest Lluch


Extracto del artículo Contra la furia y contra la violencia, publicado en el diario El País el 29 de abril de 1999.

Algunos pueblos han sido víctimas, como algunas clases sociales, de opresión, agresión o humillación y se revolvieron después como un latigazo contra quienes les habían agredido. Esta explicación de Isaiah Berlin, el gran pensador liberal, sirve para expresar, con una imagen prestada de Friedrich von Schiller, algunas de las reacciones nacionalistas radicales que vivimos con crudeza. Un volksgeit herido es por decirlo así como una rama curvada, doblegada tan violentamente que cuando se suelta golpea con furia. Ante este fenómeno debemos estar por encauzar la reacción del oprimido transformado en ardiente nacionalismo y chauvinismo, en una vía democrática. Pero también condenar la acción violenta que antes ocurrió y contra la ideología nacionalista que la justificó y que tiene, como ahora, resurrecciones.

Soy equidistante ante ambos nacionalismos y condeno las violencias presentes y las pasadas. Equidistante y, por tanto, adversario cuando no enemigo de ambos. La muerte y la violencia nunca se justifican. La contestación en forma de llamarada o de agresividad, para continuar con Berlin, jamás puede ser aceptada. Precisamente la labor civilizadora que compete a los demócratas o a los nacionalistas demócratas es respetar los derechos individuales de los miembros de cada pueblo en los que se diferencian para que estas reacciones condenables desaparezcan.[...]

Podemos parecer tibios pero pretendemos ser fuertes e intentamos construir un territorio democrático central tan plurilingüístico como plurinacional. Si debo escoger entre uno y otro nacionalismo radicalizado, no escogeré ninguno, como en el pasado.

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