Pasaje de las Memorias de Benjamin Franklin incluido en El Libro del Hombre de Bien.
Así pues, con sentencias proverbiales llené todos los pequeños espacios que se encontraban entre los días notables del calendario, escogiendo las más propias para inspirar amor al trabajo y a la economía, como medio de llegar a la fortuna, y por consiguiente de fortalecer la virtud; porque es difícil que un hombre que se halla en la necesidad sea siempre honrado, o, como dice uno de los mismos proverbios, es difícil que un saco vacío se mantenga derecho.
Reuní estos proverbios, que contenían la experiencia de los siglos y de las naciones, formando de ellos un discurso seguido, que coloqué a la cabeza del almanaque de 1757, como una arenga hecha por un prudente anciano que asistía a una almoneda. La reunión en un solo punto de todos estos preceptos que se hallaban esparcidos los puso en el caso de producir una impresión más fuerte. Habiendo sido universalmente aprobado este trozo, se copió en todos los diarios del continente americano, y se reimprimió en Inglaterra en papel de marca mayor, a manera de cartel. Se hicieron dos traducciones en Francia, y tanto los curas como los señores pudientes compraron un gran número de ejemplares para distribuirlos a sus feligreses y a sus súbditos.
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