Extracto de La Masonería Española en Presidio.
El espíritu, que todo lo purifica, había hecho de aquella zorrera un templo. Estábamos transfrigurados y no sabíamos si aquél seguía siendo un presidio. Los petates se nos antojan cómodos butacones; la luz verde y tristona que entraba por el ventanuco se nos figuraba tamizada por ricas y polícromas vidrieras de Hans Holbein; hasta el ambiente preñado antes de carátulas sombrías y visiones astrales, se había tomado diáfano y luminoso al conjuro de aquellas líneas bellas o inspiradas.
¡Nos habíamos escapado unos minutos del presidio por la puerta invisible y segura por donde van las almas!
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