Extracto del Libro del Hombre de Bien.
En nuestras ciudades mercantiles, situadas en las costas del mar, se presentan frecuentes ocasiones de hacer fortuna. Algunos de los que se enriquecen son prudentes, viven con economía y conservan para sus hijos lo que han ganado. Pero otros vanos, deseosos de ostentar sus riquezas, cometen extravagancias, y se arruinan. [...]
Un hombre orgulloso y sin juicio fabrica una hermosa casa, la amuebla con magnificencia, gasta pródigamente en ella y se arruina en pocos años; pero los albañiles, los carpinteros, los cerrajeros y otros artesanos honrados ganaron con que mantener sus familias; el arquitecto percibió el fruto de su combinación y trabajo, y su industria ha sido fomentada; en fin la fortuna de un manirroto ha pasado a mejores manos.
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