Los Menos Indicados para Burlarse de las Ceremonias de los Francmasones, Nagy


Extracto del Libro autobiográfico Jesuitas y Masones, publicado en Buenos Aires en 1963 y dedicado Ad Majorem Dei Gloriam, A la Gloria del Gran Arquitecto Del Universo, que relata las experiencias en ambas Ordenes del Dr Töhötöm Nagy.

Un observador exento de toda fe, un pagano, podría decir que las ceremonias de la Iglesia, por ejemplo, el bautismo u ordenación sacerdotal, han conservado la fuerza mágica de las ceremonias ancestrales, o sea que trasmiten fuerzas internas. Así que, los menos indicados para burlarse de las ceremonias de los francmasones son la Iglesia y sus fieles católicos, y los menos indicados para privarlos del derecho del ejercicio libre de éstas, siendo ellos quienes están mucho más sumergidos en el ejercicio diario de este instinto humano ancestral.

La suministración de todos los sacramentos, observada sin fe católica, parece ceremonia simbólica de fuerza mágica. En el tiempo de la Iglesia primitiva éstas fueron secretas del mismo modo que las ceremonias de los masones. La misa era secreta y participaban de ella únicamente los instruidos. La puerta era guardada por un ostiario, que era una orden inferior de la Iglesia y sigue existiendo hasta hoy, aunque privada de su función. Entre los masones sigue su función hasta hoy, y los guardatemplos externos e internos están en sus puestos durante las tenidas.

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