No Debí Haber Hecho Otra Cosa que Abrir la Guía Telefónica, Nagy


Extracto del Libro autobiográfico Jesuitas y Masones, publicado en Buenos Aires en 1963 y dedicado Ad Majorem Dei Gloriam, A la Gloria del Gran Arquitecto Del Universo, que relata las experiencias en ambas Ordenes del Dr Töhötöm Nagy.

Puse manos a la obra. Trataba de orientarme entre mis conocidos averiguando con displicencia lo que supieran de los masones. Quería saber si eran muchos. Sí, era la contestación de siempre y venían las grandes afirmaciones según las cuales todas las posiciones claves en todos los ministerios están en sus manos. Buscaba vincularme con personas influyentes y obtenía alguna reacción con indirectas pero sin fruto alguno. Hice tentativas inclusive en la casa de gobierno, donde fui presentado por un conocido a varios personajes importantes. Pero en todas partes coseché negativas, cosa que no sabía cómo interpretar; si bien es cierto que están en todas partes, entonces saben disimular a la perfección, o si no, su infiltración es una mera leyenda.

Mientras mis conocimientos al respecto iban en aumento, supe que era más difícil entrar entre ellos, que los aranceles eran altísimos y una vez adentro según mi suerte, se puede tocar el deber de hacer desaparecer a alguno. Rapto de personas, orgías inmorales, un caudal enorme de dinero y poder. Ellos hacen la guerra y la paz y esta última de modo que nazcan nuevas guerras. Los causantes de todo mal son los masones.Se oye decir a diario de cualquier suceso político desfavorable que éste es producto ora de la masonería inglesa, ora de la norteamericana. Cualquier desorden se les imputa a ellos.

Mi curiosidad iba en aumento, ahora más que nunca estaba decidido a entrar, pero me fue imposible encontrar la puerta, ni siquiera una pequeña rendij a por la cual hu biera podido echar una mirada entre ellos. Parece increíble pero busqué cerca de medio año la persona que supiera no sólo de leyendas, sino algo concreto, un dato o una dirección. Pensar que no debí haber hecho otra cosa que abrir la guía telefónica y hubiera encontrado la Francmasonería Argentina: Cangallo 1245, T. E., y no tenía más que entrar y pedir mi incorporación. Pero esto, ni remotamente se me ocurrió, entre las historias espeluznantes y leyendas misteriosas.

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