Querían París sin Rey y el Mundo sin Déspotas, Victor Hugo



Extracto de Los Miserables. En la imagen, portada de la primera edición.

La enorme barricada sentía su acción. Molestaba a los transeúntes, excitaba a los perezosos, reanimaba a los fatigados, impacientaba a los pensativos, alegraba a unos, esperanzaba o encolerizaba a otros, y ponía a todos en movimiento. Los periódicos de la época, que han dicho que la barricada de la calle de Chanvrerie era casi inexpugnable y que llegaba al nivel del piso principal, se equivocaron. No pasaba de una altura de seis o siete pies, como término medio. [...]

Concluidas ya las barricadas, designados los puestos, cargados los fusiles, situados los centinelas, solos en aquellas calles temibles por donde no pasaba ya nadie, rodeados de aquellas casas mudas, en medio de esas sombras y de ese silencio que tenía algo trágico y aterrador, aislados, armados, resueltos, tranquilos, esperaron.

En aquellas horas de terrible espera, los amigos se buscaron y en un rincón de Corinto esos jóvenes, tan cercanos a una hora suprema, ¿qué hicieron? Escucharon los versos de amor que recitaba en voz baja Prouvaire, el poeta. Pues el insurgente poetiza la insurrección, y era por un ideal que estaban allí; no contra Luis Felipe sino contra la monarquía, contra el dominio del hombre sobre el hombre. Querían París sin rey y el mundo sin déspotas.

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