Las Aspiraciones de la Humanidad se Dirigen a Dios, Morayta


Extracto del texto publicado en el diario La Nación en 1854, en defensa de la publicación de la Biblioteca del Hombre Libre.

¡Qué aspecto tan mágico presenta la civilización, debido sin duda a los rayos de luz, con que ha sido fecundada la humana inteligencia! La esclavitud abolida de todos los códigos, el derecho escrito en todas las frentes. Libre el pensamiento ahuyenta el error y discurre por los horizontes de la ciencia, dejando en pos de sus huellas ráfagas de luz inmortal. Las clases todas sacuden el sueño de la ignorancia y se aprestan al gran trabajo de la civilización universal. Sistemas nacidos de infatigable estudio y de luminosas investigaciones impelen la navegación de la tierra por el espacio.

Las aspiraciones de la humanidad se dirigen a Dios como nube de azulado incienso. La inteligencia lanzándose al vacío; cuenta los astros y adivina los secretos encerrados en esas flores de oro sembradas en la inmensidad del firmamento. Así encadena el rayo y tiene por mensajero el relámpago. Su poder es tal, que sondea las profundidades de la metafísica y sigue al espíritu humano en su vuelo a través del tiempo y del espacio. Los siglos que fueron obedecen a su voz, y rasgando el sudario que los encubre, le revelan los misteriosos secretos de su vida. Y como si tanta maravilla no llenara el abismo de sus deseos, busca en los monumentos aplastados por el tiempo los dogmas de todas las religiones, los símbolos de todas las teogonías.

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