El Hombre Puede Responder a la Conciencia o al Instinto, Blas Infante



Extracto de El Ideal Andaluz.

El Ser humano dirige la vida desde el instante fugaz de lo Presente, que palpita, corno decía Carlylc, en el punto donde dos Eternidades confluyen, y desde ese balcón, no alcanza a descubrir el Principio, oculto en el fondo de las sombras, que pesan sobre el seno fecundo de la Eternidad pasada; ni el Fin, escondido tras los vaporosos velajes de esperanzas, que velan el seno virgen de la Eternidad futura.

Sólo alcanza a ver una porción de camino definida; es decir, la perfección se presenta concretada en una fórmula que podemos parangonar al límite de la extensión descubierta; a ella conducen otras, que son como ideales más próximos y secundarios, jalones o grados completos de perfección. A esa concreción circunstancial del Fin, corresponde un amor también concreto, condensación del sentimiento del destino que alienta en todas las condensaciones de la vida universal.

De lo dicho se desprende que el ideal humano es distinto del ideal absoluto de la vida, la Eternidad, y del objeto inmediato que ésta cumple a través de todos los seres, la Lucha. Es un ideal lejanamente mediato para dar amplio margen a la libertad. El hombre puede, contemplándole, responder a los imperativos de la conciencia o las exigencias del instinto; aceptar los dolores del parto creador, cuyas explosiones hasta las alturas del Ideal elevan, a abandonarse al sueño de no crear, por el que descienden los seres hasta el abismo del ser incapacitado para obra creadora.

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