¿No Hay en Todo Alma Humana una Primera Chispa Incorruptible?, Victor Hugo



Extracto de Los Miserables. En la imagen, portada de la primera edición.

¿Puede la naturaleza humana transformarse así completamente? Al hombre, creado bueno por Dios, ¿puede hacerlo malo el hombre? ¿Puede el destino modificar el alma completamente, y hacerla mala porque es malo el destino? ¿No hay en toda alma humana, no había en el alma de Jean Valjean en particular, una primera chispa, un elemento divino, incorruptible en este mundo, inmortal en el otro, que el bien puede desarrollar, encender, purificar, hacer brillar esplendorosamente, y que el mal no puede nunca apagar del todo? [...]

Jean Valjean estaba en las tinieblas; sufría en las tinieblas; odiaba en las tinieblas. Vivía habitualmente en esta sombra, a tientas, como un ciego, como un soñador. Solamente a intervalos recibía súbitamente, de sí mismo o del exterior, un impulso de cólera, un aumento de padecimiento, un pálido y rápido relámpago que iluminaba toda su alma y que le mostraba, entre los resplandores de una luz horrible, los negros precipicios y las sombrías perspectivas de su destino.

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