La Unión Europea... y el Estado Mundial, Krause



Fragmento de Ideal Para la Humanidad de Karl Christian Friedrich Krause que el dedicó `Preferentemente para masones´. La obra de Krause, a través de la divulgación de Julián Sanz del Río, ejercería una gran influencia en el mundo hispanohablante, tanto en España como en Hispanoamérica. Seguimos la traducción del español de 1871.

No comprenden, los que así piensan, que sobre los Estados existentes en Europa pueda venir en un tiempo, y mediante ellos mismos, una unión superior política, por ejemplo un Estado y Reino europeo, en el que los estados nacionales sean, aunque libres en su esfera, particulares y subordinados, no definitivos, absolutos, como hoy lo son.

Que, asimismo, en su tiempo, y dadas las condiciones históricas se realice en la tierra un Estado y Reino político superior al Estado Europa, que comprenda, bajo ley y autoridad cierta, partes mayores de la tierra hasta llegar en la historia definitiva  –y concurriendo análoga condición en las demás instituciones fundamentales: religión, ciencia, arte– a un Estado y Reino político terreno, que abrace en ley y derecho todos los anteriores. (...)

Recordemos la historia europea anterior a la de las grandes monarquías, la de Estados políticos y soberanías menores fundadas en la familia (...)  El fin más alto a que en esta época aspiraba la familia, era formar un Estado político en sus miembros y en sus relaciones exteriores hasta donde más alcanzaba, gozar fuero independiente de generación en generación, fundar una constitución soberana sobre el propio derecho (Dios y mi derecho), y por lo tanto ponerse en guerra o ademán de guerra con familias políticas iguales, con familias superiores y con inferiores (...) Fuera de las familias soberanas o independientes, las restantes vivían sin derecho propio (...)

Después de una lucha de siglos, el Estado-familia se halla contenido y subordinado al Estado-pueblo, sin que en ello haya perdido aquél las condiciones para realizar en sí todo su destino. (...) A una ley de guerra entre las familias poderosas, ha sucedido una ley de paz; a un antagonismo invencible, ha sucedido una fuente de relaciones y armonías políticas. Nuestra Europa se ha creado en esta segunda época una esfera nueva de actividad pacífica, donde puede cultivar sus fines interiores más excelentes en ciencia, en arte, en religión y educación humana. (...)

Este amortiguamiento aparente de la vida, que en la Edad media se desenvolvió en el caballero, en el noble, en las ciudades unos contra otros y contra el soberano, no ha producido pérdida de vida en el todo, antes ha fundado una vida política más igual, más segura y orgánica, y ha dado lugar al desarrollo pacífico de otros fines humanos, para los que el fin político presta las condiciones, pero no los funda ni los rige.

Ahora, pues, de semejante modo y por medios semejantes como la Europa ha cumplido esta revolución, o mejor, esta involución de la familia en el pueblo, sabrá cumplir (y trabaja ya hoy para ello) la involución superior y siguiente a ésta, y cuya cuestión se resume en estos términos: Abrazar en derecho común y con autoridad igual dos o más pueblos, que en su derecho y poder político son hoy absolutos y entre sí opuestos; sociedad política superior regida por una constitución común en la que cada pueblo sea, no ya absoluto, sino relativo e interior en el Estado común; un Estado-Europa, en el que la vida y la soberanía común del derecho comprenda más esferas que hasta aquí, de donde resulte para cada Estado europeo, y todos en relación, un cumplimiento más seguro dentro y fuera de todas las condiciones de su destino que el que hoy como absolutos y entre sí opuestos pueden obtener. (...)

Y cuando la humanidad haya cumplido en la Europa esta grande involución como cumplió la precedente; cuando haya conquistado una vida interior donde hoy reina todavía exterioridad y antipatía, entonces cumplirá, movida de su idea eterna, e instada por el tiempo, otra involución más comprensiva, más fácil; de Pueblos y Estados en partes mayores de la tierra, hasta realizar una ciudad y reino humano, un Estado-tierra; porque bajo un Dios hay una sola humanidad y una ley y gobierno común, para realizarla pacíficamente entre los hombres.


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