La Regla Masónica al Uso de las Logias Rectificadas, que consta de nueve artículos, fue redactada por el Barón Jean de Turckheim y adoptada por el Convento de Wilhelmsbad de 1782. Sigue vigente, como regla de vida, para todos los masones rectificados del mundo. Este es su artículo Cuarto.
Pero si el círculo patriótico que te abre un camino tan fecundo y satisfactorio, no ocupa toda tu actividad; si tu corazón sensible quiere rebasar los límites patrios y abrasar con este calor humano, a todos los hombres, a todas las naciones: si, remontándote a nuestro común origen, te complaces en amar tiernamente a todos aquellos que tienen los mismos órganos, la misma necesidad de amar, el mismo deseo de ser útiles y un alma inmortal como la tuya, ven entonces a nuestros templos a ofrecer tu homenaje a la santa humanidad; el universo es la patria del Masón, y nada de lo que tenga que ver con el hombre, le es extraño.
Mira con respeto este edificio majestuoso, destinado a estrechar los lazos demasiado relajados de la moral; ama a una asociación general de almas virtuosas, capaces de exaltarse, repartidas por todos los países donde la razón y las luces han penetrado, reunidas bajo el estandarte santo de la humanidad, regida por leyes sencillas y uniformes. Siente, en definitiva, el objetivo sublime de nuestra Santa Orden: consagra tu actividad y toda tu vida a la beneficencia; ennoblece, purifica y fortifica esta generosa resolución, trabajando sin descanso por tu perfeccionamiento y uniéndote mucho más íntimamente con la Divinidad.
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