Haced sitio al Rey Cristianísimo, Maistre


Fragmento de Consideraciones sobre Francia, la principal obra política de Joseph de Maistre crítico, como otros masones de su época, con las causas y los efectos de la Revolución francesa, que es presentada como un castigo de Dios.

Todas las naciones, se dice, han tomado el cobre por el oro. Muy bien: pero, ¿este cobre ha sido echado en el crisol europeo, y sometido durante dieciocho siglos a nuestra química observadora?, si ha sufrido esta prueba, ¿ha salido de ella con honor? Newton creía en la encarnación, pero Platón, pienso yo, creía poco en el nacimiento maravilloso de Baco.

El cristianismo ha sido predicado por ignorantes y creído por sabios; es esto en lo que no se parece a nada conocido. Además, ha salido con éxito de todas las pruebas. (...)  Ha resistido a todo, a la paz, a la guerra, a los cadalsos, a los triunfos, a los puñales, a las delicias, al orgullo, a la humillación, a la pobreza, a la opulencia, a la noche de la Edad Media, y al gran día de los siglos.

(...) Habiendo roído la filosofía el cemento que unía a los hombres, ya no hay agregaciones morales. La autoridad civil, favoreciendo con todas sus formas el derrocamiento del sistema antiguo, da a los enemigos del cristianismo todo el apoyo que ella le concedía en otro tiempo; el espíritu humano toma todas las formas imaginables para combatir la antigua religión nacional. Esos esfuerzos son aplaudidos y pagados, y los esfuerzos contrarios son crímenes. No tenéis ya nada que temer del encantamiento de los ojos, que son siempre los primeros engañados; un pomposo aparato, de vanas ceremonias, no se impone ya a los hombres ante los cuales se representa de todo desde hace siete años. Los altares están derribados; se han paseado por las calles animales inmundos revestidos de pontífices; los vasos sagrados han servido para abominables orgías; y sobre los altares que la fe antigua rodea de querubines deslumbrados se ha hecho subir a las prostitutas desnudas. El filosofismo no tiene pues ya de qué quejarse; todos los tantos los tiene en su favor; se hace todo para él y todo contra su rival. 

(...) Pero si el cristianismo sale de esta prueba terrible más puro y vigoroso, si el Hércules cristiano, fuerte con su sola fuerza, suspende en alto al hijo de la tierra y lo ahoga entre sus brazos, patuit deus. ¡Franceses, haced sitio al Rey cristianísimo, llevadlo vosotros mismos sobre el trono antiguo; izad su oriflama, y que su oro, viajando de un polo a otro, lleve por todas partes la divisa triunfal!: Cristo impera, Cristo reina, el es el vencedor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario