Tamiro llama al Templo, Mozart


Del libreto de La Flauta Mágica

- Este sendero te llevará a la meta que persigues, pero, ¡joven!: debes vencer como un hombre. Escucha con atención nuestras enseñanzas: Sé constante, paciente y discreto. (...) ¡Sé un hombre, y nada más! Joven: debes vencer como un hombre.

- Que las sabias enseñanzas de estos muchachos queden para siempre grabadas en mi corazón. ¿Dónde estoy ahora? ¿Qué va a ocurrirme? ¿Es ésta la tierra de los dioses? Esos pórticos, esas columnas muestran que residen en ellos la habilidad, la laboriosidad y el arte. Donde gobierna la acción y se prohíbe la vagancia, el vicio no puede, sencillamente, prevalecer. Me atreveré a atravesar ese pórtico; mi tarea es noble, su objetivo es claro, determinado y puro. (...)

Tamino se acerca al Pórtico por un lado. Una voz, desde el interior, le advierte que retroceda. Entonces Tamino se acerca al pórtico por otro lado. y recibe la misma respuesta: ¡Atrás! Finalmente, llama a la puerta central y aparece un anciano sacerdote.

- ¿Dónde quieres entrar, tú, osado forastero? ¿Qué buscas en este lugar sagrado?

- Todo aquello que pertenece al Amor y a la Virtud.

- Tu palabra es noble y altiva, pero, ¿cómo esperas encontrar lo que buscas? No te guían el Amor y la Virtud; la Muerte y la Venganza te incitan.

- Venganza solamente contra el villano.

-  No encontrarás a nadie así entre nosotros. (...) ¿Deseas seguir tu propio camino? (...)

- ¿Dónde está aquélla a la que robaron de nosotros? ¿Es posible que la hayan sacrificado ya?

- Ésa es una información, querido hijo, que, por ahora, no puedo darte.

- Explica esa clave y ¡no me mientas!

- El juramento y el deber sellan mis labios.

- ¿Cuándo se disipará esa oscuridad?

- Tan pronto como una mano amiga te haya conducido dentro del santuario de la unión eterna.

- ¡Oh, noche interminable! ¿Cuándo desaparecerás? ¿Cuándo verán mis ojos la luz?

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