Párrafos finales del discurso inaugural del Ateneo de Madrid, pronunciado en 1835, en calidad de su primer Presidente.
Instalado queda pues el Ateneo, que con la ilustración y patriótico celo de los señores que lo restablecen, y con las luces de los nuevos individuos, que espera admitir continuamente en su seno, dedicará sus constantes tareas a difundir las luces por todas las clases de la sociedad, y a vulgarizar los conocimientos útiles, para que así se afiancen sobre sus verdaderas basas los principios políticos , que hacen la felicidad de los pueblos, y la gloria y la preponderancia de las naciones.
¡Felices los tiempos en que es dado a los hombres el reunirse libremente para promover la ilustración de sus semejantes, y para asegurar la libertad!
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