Los Club vs Academias en la Instrucción del Hombre, Duque de Rivas


Extracto del discurso inaugural del Ateneo de Madrid, pronunciado en 1835, en calidad de su primer Presidente.

Las academias y cuerpos científicos y literarios tan pomposarnente instituidos y dotados por Luis XIV, aunque han derramado muchas luces, y adelantado mucho la cultura europea, no han sido, en mi juicio, tan útiles a la difusión del saber, y a la saludable propagación de los conocimientos que civilizan y mejoran la especie humana; como cualquiera de los clubs científicos y literarios, que espontáneamente han nacido en Inglaterra, a la sombra benéfica de la libertad.

El producto de aquellas fueron flores cultivadas con esmero en las cerradas estufas de un regio jardín, donde halagaban el olfato y la vista de los cortesanos; el producto de estos han sido plantas lozanas y jugosas, criadas al aire abierto en los bosques de la naturaleza mas que para el recreo, para utilidad de los hombres. [...]

Establecido el reinado de la libertad en un pueblo, conócese inmediatamente la indispensable necesidad de aumentar los grados de su ilustración. Y abiertas y despejadas las sendas por donde se entiende a toda la sociedad ansiosa de progreso; los ciudadanos mas celosos del bien público se aprovechan de ellas para darle impulso y difundirla con mayor rapidez. Y conocida la necesidad de asociarse los hombres para su bien común, nacen estas corporaciones populares, diferentes en un todo de las academias creadas por real orden, en donde las intenciones mas sanas y los mas altos conocimientos aislados, no pueden hacer mas que reunirse á disertar privadamente, lamentando la impotencia de sus buenos deseos y la inutilidad de sus estudios y vigilias.

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