El Cáliz de la Amargura, Collodi


Extracto de Pinocho. En la imagen, primera edición británica.

Se acercó el Hada a Pinocho, y al tocarle la frente notó que tenía una gran fiebre. Entonces disolvió unos polvos blancos en medio vaso de agua y se los presentó al muñeco, diciéndole cariñosamente:

- Bebe esto, y dentro de pocos días estarás bueno.

Pinocho miró el vaso torciendo el gesto, y preguntó con voz plañidera:

- ¿Es dulce, o amargo?

- Es amargo, pero te sentará bien.

-¡Amargo! No lo quiero.

-¡Anda, bébelo: hazme caso a mí!

-Es que no me gustan las cosas amargas. [...]

De mala gana tomó Pinocho el vaso en la mano, acercando la punta de la nariz y haciendo un gesto; después hizo como que se lo llevaba a la boca; pero se arrepintió y volvió a olerlo, hasta que por último dijo:

- ¡Es muy amarga! ¡Muy amarga! ¡No puedo beberla! [...] ¡No; no quiero beber ese agua amarga; no quiero; no, no!

- ¡Hijo mío, mira que luego te arrepentirás!

- ¡Mejor!

- Tu enfermedad es grave.

- ¡Mejor!

- Esa fiebre puede llevarle al otro mundo.

- ¡Mejor!

- ¿No tienes miedo de la muerte? [...]

- ¡Oh, Hada. mía! ¡Hada mía!- comenzó entonces a gritar el muñeco-. ¡Dame en seguida el vaso! ¡Anda pronto, por favor, que yo no quiero morir, no quiero morir!

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