Extracto de Pinocho. En la imagen, primera edición británica.
- Bebe esto, y dentro de pocos días estarás bueno.
Pinocho miró el vaso torciendo el gesto, y preguntó con voz plañidera:
- ¿Es dulce, o amargo?
- Es amargo, pero te sentará bien.
-¡Amargo! No lo quiero.
-¡Anda, bébelo: hazme caso a mí!
-Es que no me gustan las cosas amargas. [...]
De mala gana tomó Pinocho el vaso en la mano, acercando la punta de la nariz y haciendo un gesto; después hizo como que se lo llevaba a la boca; pero se arrepintió y volvió a olerlo, hasta que por último dijo:
- ¡Es muy amarga! ¡Muy amarga! ¡No puedo beberla! [...] ¡No; no quiero beber ese agua amarga; no quiero; no, no!
- ¡Hijo mío, mira que luego te arrepentirás!
- ¡Mejor!
- Tu enfermedad es grave.
- ¡Mejor!
- Esa fiebre puede llevarle al otro mundo.
- ¡Mejor!
- ¿No tienes miedo de la muerte? [...]
- ¡Oh, Hada. mía! ¡Hada mía!- comenzó entonces a gritar el muñeco-. ¡Dame en seguida el vaso! ¡Anda pronto, por favor, que yo no quiero morir, no quiero morir!
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