No es Injuria ni Calumnia atribuir a la Reina su Pertenencia a la Orden, Mateo Sagasta


Discurso en el Congreso de Práxedes Mateo-Sagasta en 1894, entonces Presidente del Consejo de Ministros, interpelado acerca de si es delito de injuria o calumnia atribuir a la Reina su pertenencia al a orden, como había hecho el Padre Corbató. 

Quiere el Señor Mella que el Gobierno declare si es injuria o no el atribuir a una persona el pertenecer a la masonería. Comprenderá (…) que el Gobierno no puede hacer esa declaración porque no tiene semejantes atribuciones; en todo caso, eso lo declararan los tribunales de justicia, que son quienes definen los delitos (…)

Yo debo declarar que el atribuir a Su Majestad, o el atribuir a cualquiera español, el pertenecer a la masonería, no lo considero bajo el punto de vista jurídico como delito, porque no está tal delito definido en el Código penal. La calumnia es la imputación de un delito; y como el Código penal no ha dicho todavía que sea delito el pertenecer a la masonería, claro está que no es calumnia el atribuir a uno participación en la masonería.

Puede en todo caso haber injuria; allá lo considerarán los tribunales; lo que hay siempre tratándose de una Reina católica, es una ofensa muy grave, de lesa majestad; y si es injuria, será también delito de lesa majestad. (…) ¿Quiere Su Señoría que le diga mi opinión particular? Pues en ese sentido diré a Su Señoría que yo he creído que atribuir a una persona que pertenece a la masonería no era injuria, hasta el punto de que yo he pertenecido a la masonería porque he creído que pertenecer a la masonería no era delito. Después, cuando he visto que los Papas insistían en su condenación, yo, que me precio de buen católico apostólico romano, tan católico apostólico romano como Su Señoría, no me he querido poner enfrente de la Iglesia y me he separado de la secta.

Particularmente, pues, puedo decir a Su Señoría que si yo hubiera considerado que el pertenecer a la masonería era delito, yo no hubiera pertenecido nunca a la masonería; porque no ha entrado en mis ideas, ni aún en mi corazón, ni en mis sentimientos, el ser jamás delincuente a sabiendas. No tengo más que decir.

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