Extracto de las Instrucciones Dirigidas a su Hijo para Serle Entregadas Cuando Tenga Edad de Merecerlas de Jean-Baptiste Willermoz.
Existe en la naturaleza y principalmente para el hombre menor, para el Adán degradado y castigado, dos vidas muy distintas que no pueden nunca confundirse sin caer en el más grande de los peligros: una es la vida espiritual activa o del espíritu, en tanto que la otra es la vida universal pasiva que es de la materia.
La vida del espíritu (...) es inmortal, indestructible, inteligente y activa. Ella piensa, quiere, actúa y distingue, ya que esta hecha a imagen y semejanza de su principio generador; ella se fortifica en el ejercicio del bien y sólo puede debilitarse y oscurecerse en el ejercicio del mal. (...) La vida animal pasiva, denominada también alma universal del mundo creado, no es más que pasajera (...) asimilado por su caída a los otros animales, su embrutecimiento fue dotado del instinto particular propio de su naturaleza, que queda unido a su ser hasta el fin de su existencia temporal.
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