Yo Soy Yo y No Hay Otro Fuera de Mí


Si deseas conocer más a fondo los fundamentos de la Masonería, te recomendamos la lectura del libro que nos enseña la Ley, que se conservaba en el Santuario del Templo y que todo masón debe meditar.

Sal 144: El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.

Sal 144: El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.

Romanos 8: Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios.

Mateo 14: Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras.

Sal 118: No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos.

Sal 118: Sea mi corazón perfecto en tus leyes.

Sal 118: Los malvados me esperaban para perderme, pero yo meditaba tus preceptos.

Sal 101: Los hijos de tus siervos vivirán seguros, su linaje durará en tu presencia. Para anunciar en Sión el nombre del Señor, y su alabanza en Jerusalén, cuando se reúnan unánimes los pueblos y los reyes para dar culto al Señor.

Daniel 7: Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve [...] Vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Sal 96: El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono.

Mateo 17: Se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

Jeremías 31: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: Reconoce al Señor. Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande.

Sal 50: Oh Dios, crea en mí un corazón puro renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Mateo 16:Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Dt 32: Yo soy yo, y no hay otro fuera de mí; yo doy la muerte y la vida.

Mateo 16: ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿0 qué podrá dar para recobrarla?

Eclesiástico 51: Me salvaste de múltiples peligros: del cerco apretado de las llamas, del incendio de un fuego que no ardía, del vientre de un océano sin agua, de labios mentirosos e insinceros, de las flechas de una lengua traidora.

Dt 32: Cuando afile el relámpago de mi espada y tome en mi mano la justicia haré venganza del enemigo y daré su paga al adversario.

Sal 30: Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte.

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