Apurar Hasta las Heces el Amargo Cáliz, Bakunin


Extracto del texto conocido como Confesión, escrito por Mijail Bakunin en 1857 a Nicolas I.

Cuando me traían de Austria a Rusia, pensando en la severidad de las leyes rusas y conociendo su implacable odio a toda acción que signifique, aunque sea de lejos, una desobediencia, y con mayor razón a una manifiesta rebeldía contra la voluntad de Su Majestad Imperial; conociendo también toda la gravedad de mis crímenes, que no esperaba desearía ocultar o disminuir ante los tribunales, me dije que no me quedaba sino una cosa: sufrir hasta el final, e implorar a Dios me concediera la fuerza de poder, dignamente y sin flaqueza vil, apurar hasta las heces el amargo cáliz que me había preparado a mí mismo. [...] No esperaba sino la muerte, pronta libertadora de toda pena y de toda prueba. [...]

El Conde Orloff me ha hecho saber que Su Majestad Imperial desea que yo le escriba una confesión completa de todas mis faltas [...] ¿Cómo escribir, pues? ¿Qué diré yo al terrible Zar ruso, al guardián celoso y temible de las leyes? Si me confesara a Usted, como mi soberano, esta confesión se limitaría a las siguientes palabras: Sire, soy del todo culpable para con Su Majestad y las leyes de mi patria. Usted conoce mis crímenes y lo que Usted sabe basta para condenarme, conforme a las leyes, al más duro de los castigos que existen en Rusia. He estado en abierta insurrección contra Usted, Sire, y contra su gobierno; me he atrevido a levantarme como un enemigo contra Usted; he escrito, he hablado, he amotinado los espíritus contra Usted, tanto como me ha sido posible y donde pude hacerlo. ¿Qué más falta? Dé la orden de juzgarme y castigarme, Sire. Su juzgamiento y su castigo serán leales y justos. ¿Qué más habría yo podido escribir a mi Soberano?

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