El Desterrado, Duque de Rivas


Extractos del poema escrito a bordo del navío inglés Francis Freeling, en mayo de 1824, al salir de la bahía de Gibraltar con rumbo al exilio en Londres.

¡Oh patria! ¡Ingrata patria!... tú me arrojas
Con furor espantoso de tu seno,
Premiando así mi amor. Yo con mi sangre
Torné las mieses de tus campos rojas,
Y salpiqué con ella tu terreno,
Tu independencia y gloria sustentando.
Yo combatí constante contra el bando
Del fanatismo bárbaro y sañudo;
Y mi labio, aunque humilde, tal vez pudo,
Tu libertad preciosa defendiendo,
Hacer temblar al despotismo horrendo.
Plegue al destino que risueño un dia
Torne á brillar en que tu oprobio veas,
Y libre y grande y venturosa seas,
Miéntras yo errante tu ignominia lloro,
Y huyendo ¡ay Dios! de tí, tu nombre adoro. [...]

No es ya mi patria, no... ¡Patria!... No existe
Donde sólo hay opresos y opresores.
 ¡España... España fue... ¡recuerdo triste! [...]

Huyó, despareció; queda el terreno
De tiranos poblado y de invasores,
Y de esclavos indignos de memoria,
Que el yugo vil merecen,
Y el rigor y la afrenta que padecen. [...]

Vivan, gócense pues: su trono asienten
En medio de los hombres degradados,
Que viles los aplauden y consienten,
Y su furor redoblen los malvados.
Redóblenlo, y los Galos invasores
Hagan de los traidores,
Que sus falanges pérfidas llamaron,
Infames siervos.

Multiplíquense horrores y delitos
En ese suelo de terror y espanto,
Y del cielo malditos
Sus habitantes todos.

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